expreso.ec | Nota

Serán quemados...
Jamás se pensó que la sociedad alcance un estado de exasperación y angustia tal y con tan inquietante frecuencia que la haya conducido a cometer actos de barbarie, empujada por la impunidad apalancada por una justicia incalificable, que ha permitido que sufra y sea víctima de toda clase de delitos cada vez más avezados y sanguinarios, que merecen toda la contundencia y rigor de la ley, sin justificar bajo ningún concepto actos de inusitada violencia, como linchamientos, quemando vivos a los presuntos delincuentes en una orgía de ferocidad y pavoroso desbordamiento. Motivan alarma y sobresalto los rótulos y advertencias en caminos y carreteras que hacen gala de textos improcedentes en un país que se dice civilizado; preocupa la injustificable parsimonia de ayuntamientos, Ministerio de Turismo, de Educación, entidades religiosas que no demandan el inmediato retiro de tales afiches que además son ilegales. ¿Qué pensará un extranjero, potencial turista, inversionista, al leer aquellas inaceptables amenazas? Va a eludir elegir este país como destino, asumirá que es un paraje donde reina una feroz delincuencia, una atroz ausencia de la ley y las instituciones, con presencia de venganza brutal, también impune, donde solo reina el terror. El castigo debe ser contundente para el delito, pero por canales civilizados, no espeluznantes protocolos arbitrarios y despiadados asumidos por grupos enardecidos, bajo la impotente y candorosa mirada de las fuerzas del orden, cándidas víctimas de la fractura social, institucional y política. Augusto Osorio M.




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